sábado, 13 de junio de 2009

Por qué Twitter es una trampa


Por qué Twitter es una trampa

Virginia Heffernan
The New York Times Magazine

Twitter –el servicio de microblogging que te deja postear y leer comunicaciones fragmentarias a alta velocidad– es entretenido, pero da verguenza. Te suscribes a los mensajes de un montón de gente; ellos se suscriben a tus mensajes; y tú produces y consumes mensajes por el resto de tus días.

Ahora que habito en Twitter, sin embargo, no me quejo. Twitter puede ser divertido, y útil –y realmente, ¿a quién no le gusta la ilusión, de vez en cuando, de mucha compañía? Sólo he empezado a preguntarme si usaría Twitter si tuviera la total libertad de hacer lo que me gusta. En otras palabras, no estoy segura de que usaría Twitter si fuera rica. Conectividad cenagosa, pantanosa, inescapable: parece que mi existencia de clase media me ha dejado atascada aquí.

Estas preocupaciones comenzaron a surgir el mes pasado, cuando Bruce Sterling, el escritor cyberpunk, propuso en la conferencia de tecnología de Austin que el símbolo más claro de pobreza es la dependencia de “conexiones” como Internet, Skype y mensajes de texto. “¡Los pobres aman sus celulares!”, dijo.

En su charla, Sterling parecía adoptar el desdén de Nietzsche por la gente común. Si la meta era provocar, funcionó. La frase “¡Los pobres aman sus celulares!” tuvo el tono de una de esas expresiones de condescendencia arrogante, pero inolvidable, como el refrán de Medio Oriente: “Los perros ladran, pero la caravana avanza”.

“La conectividad es pobreza” fue la forma en que un amigo mío resumió la charla de Sterling. Sólo los pobres –definidos ampliamente como aquellos sin mejores opciones– están obsesionados con sus conecciones. Cualquiera con un alma fuerte o una billetera abultada desactiva el sonido de su teléfono y cultiva jardines privados que mantienen a la frenética red muy lejana. El hombre de lujos, sugirió Sterling, disfruta la soledad, o la intimidad con los amigos, presumiblemente rodeado de libros y películas y pinturas y vino y vinilos –objetos originales que se quedan donde están y no pueden ser copiados ni corrompidos ni transmitidos alrededor del mundo con sólo unos pocos clicks del teclado.

Lindo, ¿verdad? Las implicaciones de la idea de Sterling son dolorosas para los adictos al Twitter. Las conexiones que se sienten como riqueza para muchos de nosotros –llámennos los empobrecidos, nosotros que atesoramos nuestros teléfonos inteligentes y llevamos la cuenta de nuestros amigos de Facebook– son en realidad precarias. Vivimos en la web en estas condiciones espantosas de sobrepoblación sólo porque –de pronto parece tan obvio– no podemos costear la privacidad.

Twitter ya no es nuevo. Tiene casi tres años de antigüedad. Los primeros entusiastas que lo usaron para ponerse de acuerdo para ir de bares, se han distanciado de él. Las corporaciones, instituciones y firmas de relaciones públicas ahora twittean como maníacos. Se rumorea que Google está interesado en comprar la compañía. La “conciencia del ambiente” que Twitter promociona –la sensación de contacto en línea incesante– todavía está intacta. Pero la fuerza emocional de todo este contacto pudo haber cambiado en el contexto del colapso económico. Donde antes fue “hipnótico” y “fascinante” (palabras usadas a menudo para describir Twitter) leer sobre la fiebre de un amigo o las quejas del trabajo de un primo, hoy el mismo tipo de posteos, y de audiencias cada vez más amplias, parecen... amenazantes, invasivos, sofocantes.

Una típica hora en mi cuenta de Twitter, la que uso para seguir las actualizaciones de unas 250 personas, tiene algunos “twitteos” maravillosamente crípticos, junto a algunos posteos menos inspirados de gente de relaciones públicas e instituciones culturales tratando de hacerse pasar por twitteros normales. Yo misma posteo enlaces a esta columna, esperando que la autopromoción sea lo suficientemente transparente para que la gente pueda ignorarla o hacer clic si les da curiosidad.

Quizás, la verdad, es que desearía poder salir de este lugar y vivir como imagino que hacen algunos escritores no digitales o predigitales: entre su familia y amigos, en grandes, hermosas casas, con preciosos e irremplazables objetos.

Si me he vuelto desconfiada de las redes sociales, las que antes abracé con fervor, quizás es porque yo tomo mis inspiraciones de estas mismas redes. En los viejos días, los usuarios de Facebook y de Twitter posteaban mayormente sobre cosas banales, como sándwiches. Pero eso era en septiembre. Es primavera ahora. La vibra de Twitter parece haber cambiado: un sorprendente número de personas ahora parecen twittear sobre lo mucho que desean ser libres de imposiciones como Twitter.

“Me gustaría no tener obligaciones”, posteó alguien no hace mucho. “Me gustaría tener algún lugar donde ir”, escribió otro. “Me gustaría que las cosas fueran diferentes”. “Me gustaría haber crecido en los 60”. “Me gustaría no sentir la necesidad de escribir cosas sin sentido aquí”. “Me gustaría poder salir de este agujero infernal”.

Y, finalmente: “Me gustaría ser rica y tener asistentes personales”. Seguro. Y estos asistentes, presumiblemente, podrían hacer nuestros posteos en Twitter por nosotros.

11 Comentarios publicados
Posteado por:
Roberto Arancibia
23/05/2009 14:14
[ N° 1 ]

"Connectivity is poverty."
Lo cambiaría a "Connectivity is powerty."

Antes nos comunicábamos a gritos, con señales de humo, con cartas, con telex, teléfonos, mails, etc. Más allá de ser ricos o pobres necesitamos el contacto social, vivamos como vivamos en la aldea global.

Ahora bien, si tu vida entera depende de cuán conectado eres, es más bien pobreza de alma.

Posteado por:
Bárbara Venegas Coll
23/05/2009 15:06
[ N° 2 ]

Creo que por un lado, a frase “¡Los pobres aman sus celulares!”, puedeinterpretarse al poco apego que tienen los "ricos" por lascosas que adquieren. Alguien a quien le cuesta más poseer algo, definitivamente lo va a valorar mucho más.

En cuanto a la conectividad que entrega Twitter, he comprovado muchas veces, gracias a este mismo, que el no saber lo ultimo que está pasando, te margina de muchas cosas. Y definitivamente el conocimiento JAMÁS será pobreza de ninguna clase.

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Jorge Beher
23/05/2009 15:07
[ N° 3 ]

Llevando un poco mas alla el punto de Roberto, yo creo que cualquier tipo de dependencia nos hace mas pobres en alguna parte de nuestro ser.

Por eso es importante el uso consciente de estos nuevos medios virtuales, para poder seguir manteniendo el contacto social.

Posteado por:
Carolina Soledad Aguilera Vigil
23/05/2009 15:09
[ N° 4 ]

Yo creo que no todo se reduce a cuanto tienes en tu cuenta corriente, si tienes lujos o una gran colección de libros si eres rico o no. El estar conectado y gustar de eso y las redes sociales y de los celulares inteligentes está relacionado mas que nada con las ganas de estar conectado y compartir aunque sea virtualmente con otros.

Personalmente, amo mi trabajo y por él debo estar siempre conectada, y por la Universidad también y me encanta.

Y eso de estar siempre diciendo 'me encantaría que las cosas fueran de otro modo' sólo revela un inconformismo atroz.

Lo siento por los conectados que no están feliz con su vida. Una lástima.

Posteado por:
Alejandro Torres G
23/05/2009 15:12
[ N° 5 ]

Cualquier tipo de dependencia implica una pobreza, así sea la dependencia del dinero, de la conectividad, etc
En todo caso no me sorprende viniendo de un escritor ciberpunk, amante de la distopía.

Posteado por:
Mario Romero Palma
23/05/2009 16:10
[ N° 6 ]

Las redes sociales marcan una nueva era en las comunicaciones, póngale el número que quieran, y mientras saquemos mejor provecho de ellas es mejor para todos. No hay volverse locos, no hay que emborracharse tanto, pero sin duda que estas herramientas son un aporte del cual nadie está ajeno. El rico de corazón y el pobre de razón están invitados.

Posteado por:
Rafael Lafuente Zaror
23/05/2009 17:03
[ N° 7 ]

Difícil que sean los pobres los que "tuitean" por celular en Chile, cuando un plan de internet móvil es degeneradamente caro.

Internet no sabe de ricos y pobres, esa es la gracia. El peso de la opinión no se mide por niveles socioeconómicos, sino que por lo que dice.

Posteado por:
María de los Ángeles Ríos Leyton
23/05/2009 17:32
[ N° 8 ]

Creo que el punto está en como sacamos provecho a estas redes sociales, más que criticarlas.
Me declaro twittera y a mucha honra, y gracias a esta red social puedo hablar con gente que vive en Iquique y enterarme como están, o como un caso que sucedió ayer, gracias a esta hiper conectividad se pudo ayudar a una twittera que había chocado.
Entonces, ¿cuál es el nivel en el que debemos estar conectados?.
Si nuestra vida gira en torno a esto es una gran pobreza, pero no monetaria, y menos de estratificación social, sino de alma y espíritu. Y por eso que deben haber formas de compartir en vivo y en directo y de evitar que la gente caiga en un vicio.
Todo depende de la forma en que uno utiliza la red, para bien o para mal.

Posteado por:
Eduardo Sanzana Barra
23/05/2009 19:01
[ N° 9 ]

Que bueno !! enterarme que mi alma es fuerte (ya que mi billetera no es abultada..), porque disfruto mas de la intimidad de mis amigos,mis libros, mis películas, mi vino, mi jardin y mi música, que de la frénetica red,facebook incluído, de lo cual hoy he hecho una excepción para este blog.

Posteado por:
Daniel Osvaldo Iturriaga Maldonado
23/05/2009 19:58
[ N° 10 ]

en 140 caracteres os confieso que Twitter me encanta pues satisface mis ansias por saber qué diablos piensan/hacen personas que me interesan

Posteado por:
Eduardo Sanzana Barra
23/05/2009 21:26
[ N° 11 ]

Debe ser por mi "alma fuerte" (sic), y no por mi billetera abultada??, que sigo disfrutando mas de mis amigos en vivo, mis libros, mis peliculas, mi vino y mi jardín, que de la frenetica red, twitter y facebook incluidos, de lo cual este post es una excepcion...

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