Este es el reportaje sobre Microsiervos que publicó la revista Muy Interesante, dirigida por el también bloguero José Pardina: “Escribimos sobre lo que nos apetece, es nuestra manera de funcionar”
Se conocieron en el trabajo, en pleno boom de la Red. Hace 5 años, por pura diversión, estos tres amigos expertos en la web crearon microsiervos.com, un blog que se ha convertido en un fenómeno de comunicación. La bitácora de Alvy, Nacho y Wicho es un referente para los amantes de la tecnociencia y las curiosidades. Con un guiño a su millón de lectores, ellos se autodefinen como geeks; para muchos internautas ya son un mito.
Llevo varias horas con los blogueros de microsiervos.com y empiezo a darme cuenta de una circunstancia molesta: sus tres autores apenas me miran al hablarme porque se pasan todo el rato pendientes de la pantalla. No es que no presten atención a mis preguntas; contestan y me explican detalles. Es que no pueden evitar estar revisando su correo, chequeando el blog o leyendo artículos en la Red. Cuando les llamo al orden, me dicen: “Uf, si a veces nos comunicamos por e-mail entre nosotros aun estando aquí los tres juntos”. “Aquí” es un despacho de apenas diez metros cuadrados en una zona residencial de Madrid, con tres mesas contiguas dispuestas en círculo.
Locos por los ordenadores
Quizás no debiera extrañarme, porque Alvy, Nacho y Wicho, nombres de guerra de los tres autores de Microsiervos, forman parte de una tribu especial. Son de esa gente que se acuerda con nostalgia del primer Macintosh o Commodore que tuvo; que disfruta charlando sobre la historia del cubo de Rubik, la vida de científicos olvidados y ajedrecistas de gloria pasada; gente que ha visto montones de veces Star Wars y se pregunta cuál sería el mapa de la galaxia donde transcurre la acción –que puede verse en el blog–. A estos individuos solemos llamarles freaks, pero ellos seguramente dirán que son geeks, un término de origen alemán que se popularizó en EE UU para definir a los apasionados de la tecnología. Un loco de los ordenadores, vamos.
Los tres blogueros no tienen problema en identificarse como geeks. “¡Para qué vamos a negarlo!”, dice uno de ellos con resignación y un guiño de complicidad. Los otros asienten con media sonrisa. Puede que a ustedes sus nombres no les digan nada. Es lógico, no son famosos. Bueno, no para quienes viven fuera de internet; pero para los que pululan por la blogosfera en castellano, son ya un pequeño mito.
Microsiervos.com es el blog de referencia de la internet hispana en un buen número de temas. Cuando surge una noticia relacionada con cacharritos tecnológicos o complejos interrogantes científicos, los tres se sienten en su salsa y empiezan a husmear por la Red en busca de información, vídeos, curiosidades... Reúnen datos y referencias y, con ellos, escriben “una anotación”, como lo llaman en su jerga. Se trata de una pieza similar a un artículo de prensa pero con un tono más personal e informal.
Anotación tras anotación, su blog ha llegado a convertirse en una verdadera institución informativa en el universo digital, el decimocuarto “más poderoso del mundo” según una selección realizada por el diario londinense The Guardian en la primavera de este año. Los datos de Google Analytics dicen que en septiembre consiguieron 1,3 millones de usuarios únicos –su récord–, que visitaron unos 4 millones de páginas. En ese mes, Microsiervos mantuvo un promedio de 93.000 suscriptores de su RSS –un sistema que permite recibir periódicamente los titulares actualizados de una web–. Son todas cifras pasmosas para una publicación digital mantenida sólo por tres personas a tiempo parcial, que ni siquiera cuentan con un servidor propio –tienen alquilado un espacio en uno de EE UU–. Además, no dedican ni una sola línea a la política. “Es muy aburrido hacer un blog de política –confiesa Nacho– porque genera mucho radicalismo y nadie está dispuesto a admitir los argumentos del contrario”.
Cientos de e-mails diarios
El fenómeno llama más la atención en tanto que los contenidos de Microsiervos son muy ajenos a lo que nos ofrecen los grandes medios digitales. A Alvy le gusta repetir “esto no es el New York Times” para enfatizar que los criterios de publicación no se atienen a la jerarquía clásica. Y aunque sus principales áreas temáticas son ecología, fotografía, ciencia e internet, la más popular es WTF, siglas en inglés de “What The Fuck...” –“¡Qué coño...”–; una sección consagrada al humor, a la que los lectores contribuyen con vídeos o fotos curiosas, así como erratas en anuncios o medios de comunicación. “Hoy he recibido ya 90 correos con posibles temas para WTF”, explica Alvy. Sobre su mesa, los accesorios denotan su condición de geek: dos destornilladores de punta pequeña, el chasis de un coche de Lego y un teléfono móvil nuevo que le han enviado para probar, todavía en su caja. Enfrente, en la mesa de Nacho, me llama la atención un muñequito de plástico de Flanders, el vecino de los Simpson. En la de Wicho le espera una camiseta del CERN, el laboratorio de física de partículas.
“Nuestro blog comenzó en paralelo a una etapa de cambio personal; después de trabajar mucho, queríamos tener más vida propia”, explica Alvy recordando los orígenes de Microsiervos. Alvy es Álvaro Ibáñez, un madrileño de 40 años que fue director de revistas informáticas y encabezó el área web del portal Ya.com entre 1999 y 2003. Un cargo que requería trabajar más horas de las recomendables para imaginar y construir los portales, por entonces considerados el futuro de los medios de comunicación.
Alvy se juntó con Nacho, Ignacio Palou, también madrileño y ocho años más joven. Se conocían desde que el primero fichó al segundo como webmaster para una de sus revistas, y luego habían vuelto a coincidir en Ya.com. “Montamos Internality, una pequeña empresa en la que sólo estábamos nosotros dos, para hacer webs y consultorías tecnológicas en las que pudiésemos trabajar a nuestro ritmo”, explica. “Además, cada uno manteníamos nuestro propio blog y decidimos fusionarlos como un proyecto personal, sin interés comercial”. La bitácora de Alvy se llamaba Hiperespacio. com y la de Nacho, que daría lugar al nombre definitivo, Microsiervos.org. El 25 de julio de 2003, casi en el anonimato, se produjo la fusión. “Wicho, ¡cuánto tiempo! ¿Por qué no montamos un blog?”. Poco antes del nacimiento de la criatura, Así se fraguó su éxito Alvy había recuperado el contacto a través del e-mail con otro antiguo colaborador de sus revistas: Javier Pedreiro, alias Wicho, un gallego de su misma quinta hoy también recién entrado en la cuarentena. Director de informática de los Museos Científicos Coruñeses, él también llevaba un tiempo pensando en abrir su propia bitácora, así que se unió con entusiasmo al dúo, que quedó transformado en trío. ¿Pero no se suele decir que escribir un blog es algo muy personal? “Confiamos en que la suma de los tres esfuerzos produzca un resultado más interesante para todos”, explican al alimón. Este sistema de blog en equipo, como lo llaman ellos, les permite tener su muy anhelada Vida Propia. Siempre lo escriben con mayúsculas, porque se supone que un geek está todo el día dedicado al mundo virtual y la tecnología. Pero en eso los Microsiervos, como los protagonistas de la novela que les da nombre, pretenden ser distintos a sus modelos.
Wicho explica que suele dedicarle al blog cinco o seis horas diarias; Nacho matiza que “hay días que exigen la jornada completa”. Alvy, por su parte, es el más optimista y habla de que “a veces puedes escribir tu anotación en dos horas y otras necesitas cuatro; lo bueno es que podemos organizarnos como queramos para ir a por nuestros hijos al cole o llevarlos al parque”.
Pero da la impresión de que en Microsiervos siempre se está publicando algo nuevo... ¿Cómo puede ser? “Siempre decimos que nuestro blog lo hacen tres personas y un robot”, contesta Alvy entre risas. “Publicamos mucho contenido en diferido y lo dejamos programado para que aparezca a una determinada hora; es una prestación de nuestro servidor que nos da muchísima flexibilidad para que el blog se renueve sin que estemos siempre detrás. Yo, por ejemplo, leo una frase que me gusta, la transcribo y la dejo programada para que aparezca a las 0:01 del día siguiente”.
Las sentencias destacadas en grandes negritas son una de las secciones más curiosas de Microsiervos, porque siempre hacen pensar. Esta es la que acaban de publicar mientras escribo la entrevista: “Los rayos X son un bulo”, de Lord Kelvin, físico británico que dio su nombre a una escala de temperatura y que, con sus palabras, demostró que ni los grandes científicos se libran de meter la pata.
Desde fuera la coordinación de los microsiervos parece difícil, teniendo en cuenta que dos están en Madrid y uno en La Coruña: “Creo que el truco es que intentamos no coordinarnos excesivamente”, comenta Wicho, recreándose en la paradoja. Él se autodenomina como “el remoto” e intenta volar de La Coruña a Madrid una vez al mes para mantener el contacto en el Mundo Real –también con mayúsculas–. “Cada uno escribimos de lo que nos apetece y cuando nos apetece, y en otros blogs de éxito, como boingboing.net, hacen algo similar; parece que es la mejor manera de funcionar”, afirma este gallego apasionado por la aeronáutica y el espacio. Así que los microsiervos trabajan aplicando la teoría del caos, un caos creativo. Aunque, como reconoce Alvy, quizás el más geek de todos, “algunas veces nos hemos pisado un tema entre nosotros”. Nacho, por su parte, tiene un entretenimiento muy del Mundo Real: los coches.
La experiencia de cinco años largos de Microsiervos.com demuestra el potencial de la Web 2.0, pero también sus límites. Por ejemplo, en 2005 tuvieron que enfrentarse a una dura decisión para cualquiera que crea en la libertad en la Red: restringieron de manera drástica la posibilidad de insertar comentarios sobre las noticias que publican. Lo hicieron al constatar que “en su mayoría no aportaban nada y nos obligaban a un esfuerzo muy grande de lectura y validación, además de borrar todos los que eran spam o intentos de boicoteo”.
Una adicción gratificante
Otros blogs han tenido dificultades con estos problemas y sus autores, hartos, los han cerrado. “A lo mejor el concepto de que la Web 2.0 es la gran conversación puede haberse sobrevalorado; los que participan suelen soltar su opinión o gritar y, una vez lanzado su exabrupto, se van y no vuelven nunca”, comenta Nacho. ¿Por qué? “El diálogo que se origina en la Red carece del elemento de confianza que permite la charla cara a cara”. De todas maneras, este es uno de los pocos aspectos negativos que ellos ven a su bitácora. Porque reconocen que escribirla es adictivo. “Te hace mirar la vida de otra forma”, declara Wicho. Alvy reconoce que “cuando salgo a la calle voy pensando esto puede ser una anotación y si veo algo raro –una escena divertida, un anuncio mal escrito– tomo una foto para publicarla en nuestra sección de humor”. Y lo mismo hacen sus lectores: muchos les mandan constantemente nuevos archivos con sugerencias divertidas y “alguno llega por primera vez hasta nosotros cuando enseña alguna imagen curiosa a un amigo, que le dice ¿Por qué no lo envías a Microsiervos?”.
Esta enorme interacción con el lector –siempre tienen decenas de correos por abrir– es lo que les parece más satisfactorio. “Escribimos un artículo sobre el Airbus A-380 –explica Wicho– y nos contactó una persona que trabaja en su desarrollo para invitarnos a ver cómo se está fabricando. Otras veces nos han escrito técnicos aeroespaciales e investigadores del CERN diciendo que un artículo sobre ellos estaba muy bien. Eso es quizás lo más bonito que te puede pasar”.
Controlan la publicidad
El crecimiento de Microsiervos plantea a sus autores nuevas oportunidades. Wicho comenta que “el parámetro principal que yo he seguido con esta actividad es pasármelo bien; desde hace un tiempo, además, nos da dinero para algún extra”. El blog, en efecto, obtiene ingresos a través de la publicidad, que tienen contratada en exclusiva con una agencia especializada en vender espacios de bitácoras. Pero aún aquí sigue presente el espíritu de Microsiervos. “Mantenemos la facultad de ver cualquier anuncio antes de que lo pongan, y si creemos que no es adecuado, decimos que no”, explica Alvy. “Además, ofrecemos al usuario la opción de navegar por Microsiervos sin ver publicidad”. ¿Y eso no equivale a cerrar las puertas a unos ingresos preciosos? “Bueno –contesta Alvy–, cualquier internauta puede bloquear la publicidad a través de su navegador, así que no le estamos ofreciendo nada que él no pueda hacer por sí mismo; y de momento, no hay mucha gente que escoja navegar sin anuncios, así que no supone un problema”. Lo que empezó como reconquista de una Vida Propia más tranquila ha acabado convertido en un fenómeno ensalzado por la prensa internacional. Es un momento en que Microsiervos podría crecer –¿seguiría siendo lo mismo?– o continuar como siempre. Nacho mira al futuro por los tres: “Cualquiera de las dos evoluciones es bienvenida, sobre todo si nos sigue dejando tiempo para el Mundo Real”.
José Ángel Martos